Elaborado por Equipo del Area de Empresas y Organizaciones: Ana I. Hernández, Marcos Guirado y José Antón.

En pie frente a ti, es tu viva imagen reflejada ante un espejo, pero la ves comportarse de modo distinto en tu cocina, donde se elaboran tus pensamientos, tus emociones y tus conductas.

Hace cosas distintas, piensa cosas distintas, se siente feliz, y sin embargo siendo tu no la reconoces, pero te gusta; era lo que querías.. y ahora que te ves en esa extraña en tu cocina piensas ¿cómo empiezo?

Te proponemos un ejercicio: piensa en algo que quieras cambiar en tu vida personal o profesional. Date tu tiempo. Ahora mírate en un espejo o activa tu cámara y piensa por un momento que esa persona a la que ves, ya ha ejecutado ese cambio. Sonríele durante unos segundos con este pensamiento de cambio ejecutado y dime ¿qué sientes? Ahora piensa ¿qué es lo primero que esa persona “extraña” ha hecho para sentirse tan bien?

El cambio está en nosotros. Desde hace milenios. Las situaciones siempre son distintas, y el ser humano se ha enfrentado a ellos de forma natural con recursos aprendidos, que al ser seres sociales, nos costaba poco esfuerzo poner en práctica al tenerlos muy accesibles por formar parte de nuestra tribu o nuestro entorno social.

Pero aun así hay otras situaciones intrínsecamente personales, en nuestras relaciones, en nuestro negocio, en nuestra empresa, que tenemos que afrontar con recursos propios que muchas veces no encontramos en nuestro “baúl experiencial” y tenemos que tirar de nuevos esquemas, y …”probamos a ver qué pasa” en un entorno incierto, y con una importante carga emocional traducida en ansiedad e incluso miedo.

Este “probar a ver qué pasa” lo hemos oído muchas veces en conferencias, post o artículos, y es aquello de “salir de nuestra zona de confort”, es decir, “tirar” de recursos motivacionales y emocionales propios para vencer esa barrera, esa fuerza gravitatoria que nos encadena a lo conocido.

Me sorprendió saber que el Psicólogo Carl Jung se había sentido atraído -como otros intelectuales y científicos a principios del SXX- por la cultura oriental, y en este caso, atraído por el  “I Ching” o libro de las mutaciones Chino, donde desarrolla una fascinación científica por este libro, a la par que examina los principios prejuiciosos occidentales comparando el método científico de procedencia causal imperante en aquellos momentos, con los muy distintos orientales, con una observación de la realidad mucho más completa.

El “I Ching” con mas de 3000 años de antigüedad, es un libro oracular que recoge las formas de interpretar unos hexagramas construidos a partir de tiradas de monedas, y que se usaba y se usa por parte de emperadores y vendedores ambulantes para saber “qué iba a pasar”, o de otro modo indicar la dirección natural o de menor resistencia al cambio que presenta la situación en la que nos encontramos.

No vamos aquí a proponer -obviamente- el uso de las monedas y los hexagramas del I Ching como herramienta para el cambio, pero sí sobre qué mueve a una persona a intentar algo para conocer qué va a pasar, y aun más, cómo puede hacerlo pasar, y éste es el punto: ha intentado algo para cambiar una situación y se pone en la tesitura de dar los pasos que le lleven en una dirección determinada.

Veremos más adelante, cómo las competencias emocionales subyacentes a la Inteligencia Emocional, mejoran la capacidad de la persona para facilitar los procesos de cambio.

CONCEPTO Y FASES DEL CAMBIO

Los cambios son inevitablemente una parte de la vida, y la noticia -que no es tan noticia- es que las cosas no cambian, los que cambiamos somos nosotros.

El cambio no es sino un proceso de transformación que ideamos, incluso a veces podemos no ser conscientes de ello, para modificar nuestro entorno (nuestra relación con él e incluso a nosotros mismos) y adaptarnos de forma que nos proporcione un mayor bienestar

Aunque a veces no somos conscientes, tenemos el control de bastantes más cosas sobre las que podemos actuar de las que pensamos: podemos cambiar nuestra interpretación de la realidad, nuestra conducta, nuestros sentimientos, nuestras competencias o nuestros hábitos.

Es cierto que otras cosas (cambio climático, una enfermedad, una pérdida personal o económica, el cierre de nuestra empresa…) no parecen estar directamente bajo nuestro control, pero sí podemos adoptar un estado de aceptación reflexiva, que muchas veces nos sirve para activar otras conductas, éstas sí en nuestra mano, que nos ayudan a sentirnos mejor.

Hay una buena noticia:  saber en qué punto estás ante una situación que quieres resolver, aun cuando NO ESTÉS PREPARADO/A para ese cambio, ya te indica que el proceso de cambio se ha iniciado.

Fases del cambio

El proceso de cambio podemos abordarlo en cinco fases siguiendo la aproximación de Prochaska y Di Clemente (1982), en las que se puede encontrar la persona o la organización:

  1. Precontemplación: no tienen intención de cambio. Niegan la existencia de un problema. Son resistentes al cambio
  2. Contemplación:  existe un conocimiento del problema y comienzan a considerar seriamente la probabilidad de realizar un cambio, pero no ponen fecha cercana al inicio. No se deciden.
  3. Preparación: la persona/organización YA está sumida en la dinámica del cambio, y acepta comenzar en un plazo próximo (semanas) y se encuentra dispuesto a iniciar la planificación.
  4. Acción:  Es el momento de poner en marcha lo planeado. Los cambios aquí ya son visibles y reconocibles. En el momento del arranque es donde más energía hace falta.
  5. Mantenimiento: El trabajo realizado se consolida. Hablamos de más de un año. Si se ha realizado de forma comprometida y con apoyo, las marchas atrás, inevitables, serán asumibles.

INTELIGENCIA EMOCIONAL EN PERSONAS CATALIZADORAS DEL CAMBIO

El impulso o promoción del cambio personal, profesional u organizacional es una competencia emocional social de la Inteligencia Emocional entrenable.

Esta competencia emocional está presente en personas que inician o controlan la velocidad de los cambios en una organización.

Estas personas en primer lugar deberán no sucumbir personalmente ante la resistencia al cambio. Más tarde saber generar un clima de confianza que lo reduzca y finalmente promover pautas motivacionales que mantengan el compromiso con el cambio implantado. Para ello necesitarán mejorar:

  1. Competencias emocionales personales: como la autoconfianza, la adaptabilidad, el compromiso y el optimismo.
  2. Competencias emocionales sociales: como son la comprensión de los demás y el conocimiento de los flujos dentro de la organización. La influencia y la resolución de conflictos y finalmente la comunicación.

Una persona catalizadora del cambio NO tiene necesariamente por qué ser un líder significado de la organización, ni personas que tengan que impulsar la innovación. Muchas veces son lideres transformacionales, que reconocen la necesidad del cambio, articulan una visión movilizadora de nuevos objetivos y visión implicando emocionalmente a sus equipos, eliminan barreras promoviendo el cambio personal y de sus grupos, y que se toman el cambio como una pasión.

La persona catalizadora del cambio se enfrentará a una situación, a un equipo o a toda una organización, con hábitos o una cultura ya asentados, con una apreciable reactividad al cambio en muchos casos y que necesitan tiempo para ejecutarse.

¿Qué te recomendamos hacer desde el Instituto Europeo de Innovación en Inteligencia Emocional en estos momentos?

  • Incrementa tus competencias:

a) Emocionales personales (autoconfianza, la adaptabilidad, compromiso y el optimismo.) y sociales (comprensión de los demás, conciencia política, influencia, resolución de conflictos y comunicación).

b) Tecnológicas: mediante el impulso de planes de formación.

  • Convierte el cambio en una ventaja competitiva y trasládalo a tu equipo y organización en las primeras fases del cambio
  • Identifica el origen y naturaleza de la resistencia al cambio:  se trata de un ejercicio de autoconocimiento emocional personal y organizacional que el catalizador del cambio debe impulsar.
  • Afronta la aceptación con naturalidad. La aceptación de un cambio con el que no estamos conformes, conlleva un gasto emocional importante.
  • Aborda de forma específica las necesidades de evaluación, dotación de recursos y formación  para cada una de las cinco fases: precontemplación, contemplación, preparación, acción y mantenimiento.

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Bibliografía

Jung, C. G. (2020). Psicología de la religión oriental. Trotta.

Prochaska, J. O., & DiClemente, C. C. (1982). Transtheoretical therapy: toward a more integrative model of change. Psychotherapy: theory, research & practice, 19(3), 276.

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