Por Yolanda Quesada, noviembre 2019
La emoción, al igual que la memoria, implica procesos cognitivos que pueden ser tanto conscientes como inconscientes. Desde la neuropsicología se podría decir que la emoción es una interpretación cognitiva de los sentimientos subjetivos inferidos sobre un estímulo, independientemente de dónde esté o qué sea (Kolb y Whishaw).
Revisando la historia, el interés en la biología de la emoción se remonta al libro de Darwin, The Expression of the Emotions in Man and Animals (1872), donde planteó que la conducta emocional estaba determinada por la evolución. A finales del siglo XIX, William James comenzó a presentar la emoción como un cambio, en los estados del cuerpo y del cerebro, en respuesta a la evaluación de un suceso. Tras él, desde comienzos del siglo XX, muchos profesionales de la psicología especulan sobre las emociones, pero poseen pocos conocimientos neurológicos de la conducta emocional.
Según Kolb y Whishaw, fue James Papez en 1937, quien propuso la primera teoría importante en la neurología de la emoción, planteando la estructura del “lóbulo límbico” donde se localiza la emoción, puesto que al actuar sobre el hipotálamo produce estados emocionales. Desde un punto de vista contemporáneo y avalado por numerosos estudios científicos, el sistema límbico se compone por una red de estructuras interconectadas entre la corteza (regiones prefrontales y sensitivas), el tálamo, el hipocampo y la amígdala, siendo la base de la experiencia emocional, e incluyendo ciertas respuestas del sistema nervioso como los cambios en el ritmo cardiaco, respiración y presión arterial. La importancia del estudio de las emociones desde la Neuropsicología da como resultado una amplia y completa visión del ser humano, al aunar las teorías biológicas con las teorías psicológicas.
Un acontecimiento de noviembre donde se puede apreciar esta conexión psicológica y biológica, son las emociones que generan las compras de Black Friday. Hay todo un bombardeo de anuncios que incitan a las compras compulsivas a través emociones placenteras y hedonistas, vinculadas a los sistemas de recompensas, como el dopaminérgico, que conectan con el sistema límbico y la corteza cerebral. La dopamina y serotonina son neurotransmisores que, al aumentar su concentración, proporcionan sensaciones de satisfacción y bienestar. En concreto, la dopamina provoca motivación y movimiento hacia acciones que le interesa a la persona, además de participar en funciones como la atención y el aprendizaje. Con lo cual, si aumenta la dopamina es probable que nos veamos arrastrados por el consumismo de la semana, o mes del Black Friday, sobre todo, si no tenemos una buena regulación emocional y un buen control de la impulsividad. Concluyendo, se podría decir que son muchas las emociones que se mezclan en este acontecimiento, y se hace necesario tener atención plena y una buena regulación emocional, para decidir libremente lo que deseamos consumir.
Desde IEIE podemos acompañarte desde la atención plena, hacia tu proceso de desarrollo y regulación emocional, para que seas tú quien tome sus propias decisiones.
Realizado por: Yolanda Quesada (Neuropsicóloga y formadora del Área de Salud de IEIE)
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